Eso de que madre no hay más que una es cierto en lo natural y
representativo, pero en lo emocional yo tengo dos `` Mi guapa y maravillosa
madre que tanto ha luchado por sus hijos y tan bien nos ha cuidado y La grande
y esplendida mar que tanto me da´´.
La mar, ese gran
mundo del que tanto queda aún por conocer y admirar, que tanto nos ha dado o
arrebatado a la vez y que por desgracia tan poco estamos cuidando nosotros de
ella. Esa gran madre de nuestro planeta Tierra que tanto nos ha alimentado y
cuidado durante generaciones y de la que hemos y estamos abusando de sus
bondades, hasta el punto en el que llegue el día que no haya marcha atrás y
posibilidad de recuperarla.
Ayer tarde tuve el
placer de poder salir a una jornada más de pesca con mi hermano y su novia,
fuimos a un pesquero de cantiles altos a lanzar las cañas de fondo, una zona
tranquila y solitaria donde se puede disfrutar de esa paz y tranquilidad que
solo el olor y ruido de la mar son capaces de ofrecerme.
Después de
preparar las cañas y lanzar los aparejos al agua, me senté en un peñasco a
contemplar la belleza del paisaje y reflexionar un poco.
Que afortunado y
contento me siento de poder vivir en nuestra tierruca bañada por el mar Cantábrico,
poder disfrutar de tardes como la de ayer con buena compañía y echando unas
carcajadas con alguna que otra anecdota de vez en cuando. Que aunque no pescáramos
gran cosa, simplemente por los motivos expuestos anteriormente hacen que cada
salida valga la pena.